Gracias hijos por hacernos abuelos
Quizá el “minuto que cambió mi destino” fue el día que nació María Fernanda. Después de haber sido empleado, corrido por la situación del 82, consultor independiente en Monterrey, que vendí bien, pero cobré mal, y por último un año como empleado de una paraestatal, decidí asociarme con Cristian y Pepe para emprender Catal. Tuvimos que cambiar la firma de las escrituras una semana, porque justo el día que teníamos cita con el notario nació María Fernanda. El otro “minuto que cambió mi destino” fue cuando nacieron los triates. Pero ese día mi papel era completamente pasivo, y mi responsabilidad casi nula. Pero la perspectiva de mi vida fue la que cambió. Después de ellos nació Ana y por último Pablo y todos esos días fueron semejantes al día de los triates. Por ello, quiero escribir la siguiente carta. Mis muy queridos hijos (carnales y políticos): Me da muchísimo gusto que por medio de ustedes hayamos empezado una nueva y última etapa importante en nuestras vidas. No sé si la me